En un pueblito lleno de colores llamado Gatico, en Colombia, vivía una gatita muy dulce y juguetona llamada Bitsy. Tenía nueve años, un pelaje suave como nubes de algodón y unos ojazos grandes y brillantes como lunas llenas. Cada día, Bitsy soñaba con aventuras increíbles.
Un soleado día, mientras jugaba bajo el árbol más grande del parque, con sus ramas llenas de mangos dorados, conoció a tres gatitos súper divertidos: Bella, que siempre llevaba una flor en la oreja; Pelusa, que era la más chistosa; y Copito, con su pelaje blanco como la nieve.
—¡Hola, Bitsy! —maullaron ellos al unísono—. ¿Quieres ser parte de nuestro club de aventureros?
Bitsy movió su colita emocionada y dijo:
—¡Sí! Pero… ¿y si hacemos algo más? ¡Una escuela para gatitos y otros amigos!
Los gatitos se miraron sorprendidos y felices, y con un gran maullido dijeron:
—¡Sí! La Escuela Mágica de Amigos.
Al día siguiente, la escuela abrió sus puertas y llegaron gatitos de todas partes, pero también… algo inesperado.
Una señora llegó con un perrito pequeñito y peludo llamado Tito.
—¿Mi Tito puede venir a la escuela? —preguntó con ojitos brillantes—. ¡Le encantaría aprender y jugar con los gatitos!
Bitsy se puso nerviosa y dijo tímida:
—Pero… esta escuela es para gatitos…
Los amigos se miraron y Bella, con una sonrisa enorme, dijo:
—¡Claro que no! Aquí todos los animalitos son bienvenidos, ¡gatos, perros, conejos y hasta pajaritos!
Bitsy sintió un poquito de miedo y tristeza porque no sabía qué decir. Esa noche, se acurrucó en su camita y pensó que había cometido un error.
Pero Bella la abrazó y le dijo:
—No te preocupes, Bitsy. Mañana iremos juntos al mercado y encontraremos a la señora para decirle que Tito es más que bienvenido.
Al día siguiente, el pueblo se llenó de colores, música y risas. Era el Carnaval de Gatico, la fiesta más alegre del año. Don Bigotón, el alcalde gato con bigotes largos y sabios, anunció:
—¡Este año haremos un desfile de carrozas mágicas! La más creativa ganará un premio sorpresa.
Bitsy tuvo una idea brillante:
—¡Hagamos una carroza del Bosque Encantado, y todos seremos gatos y perritos mágicos!
Pelusa cortó flores de papel que brillaban, Copito pintó mariposas que parecían volar, Bella hizo máscaras con plumas de colores y Tito ayudó a decorar con pompones y cascabeles.
Hasta Doña Panela, la gata más sabia y vieja del pueblo, les enseñó a hacer guirnaldas mágicas que brillaban cuando las movían.
Cuando llegó el desfile, la carroza brillaba con luces y colores. La música de cumbia hacía bailar a todos, y los niños lanzaban confeti que parecía nieve de arcoíris.
Bitsy vio en la multitud a la señora de Tito y corrió hacia ella.
—¡Señora! Su Tito puede venir a la escuela, y todos juntos aprenderemos y jugaremos —dijo con una sonrisa.
La señora le dio un abrazo enorme y dijo:
—¡Gracias, Bitsy! ¡Esta es la mejor escuela del mundo!
Desde ese día, la Escuela Mágica de Amigos fue un lugar donde todos los animalitos —gatos, perritos, pajaritos y más— aprendían, jugaban y eran felices.
Y Bitsy supo que con amigos y un corazón abierto, todo es posible.