En un pueblo lleno de casas con techos rojos y calles empedradas vivía Lucas un niño de cinco años con ojos brillantes como estrellas y una sonrisa que iluminaba hasta el rincón más oscuro Lucas tenía un compañero muy especial que aparecía cuando sentía miedo se llamaba Miedín
Miedín no era como los otros amigos era una bolita suave de color azul que podía cambiar de tamaño cuando Lucas veía una película de dinosaurios Miedín se hacía grande como un elefante cuando sonaban los truenos por la noche Miedín temblaba como hoja al viento pero durante el día se escondía bajo la cama quieto como un ratón
Una noche de tormenta con relámpagos que dibujaban sombras en las paredes Lucas sintió que Miedín crecía tanto que casi no cabía en la habitación asustado Lucas le dijo con voz temblorosa no quiero que vengas más Miedín se hizo pequeño otra vez y susurró con dulzura yo no vine para asustarte vine para avisarte que algo te preocupa pero tú eres el valiente
Juntos empezaron a explorar esos miedos descubrieron que la oscuridad solo escondía sus juguetes favoritos que los ruidos fuertes eran el señor Martínez arreglando su auto y que el perro grande de la esquina en realidad solo quería jugar
Lucas aprendió algo importante cuando sentía que Miedín crecía respiraba profundo contaba hasta tres y se preguntaba esto es realmente peligroso casi siempre la respuesta era no
Con el tiempo Miedín ya no era un gigante azul se convirtió en un pequeño compañero del tamaño de una naranja que solo susurraba recuerda Lucas soy tu amigo no tu enemigo juntos podemos entender todo
Ahora cuando Lucas siente miedo abraza a Miedín toma aire y sabe que el valor no es no tener miedo sino aprender a escucharlo y seguir adelante
Y así termina esta historia
pero no lo que aprendiste
el miedo es como una brújula
que nos avisa pero no nos detiene
si lo entendemos con cariño
veremos que siempre hay luz